Guardar rencor a quien ya te ha olvidado es como devolverle el golpe a un objeto con el que tropiezas: tú sufres dos veces el daño y él ninguna.


Hoy he vuelto a necesitarte, no en la manera en la que tu pensabas que lo hacía, sino en la única forma en la que tomó sentido el no olvidarte.


Hoy volvió esa necesidad insaciable de llenar la cabeza contigo, para evitar pensar… en cosas importantes.

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