El futuro es cada vez más breve y la resaca larga

Era su voz, no era solo lo que decía, definitivamente era también su voz.

Yo lo admiraba en silencio, al menos al principio. A veces cuando nadie miraba, incluso lo grababa recitar. Luego lo escuchaba, por las noches, al menos al principio, cuando voces masculinas, mucho peores que la suya, pretendían hacer ruido en mi cabeza.

“Pero un día aparecerá alguien, porque siempre aparece alguien” sonaba una y otra vez.

Y nadie aparecía por encima de aquel estruendo interior. Nadie, siempre nadie. Hasta llegué a dejar de creer en aquellas palabras que tanto se repetían. Así que aunque nunca dejaron de sonar, con el tiempo aquellas frases se tornaron voces, se volvieron simples sonidos perfectos que salían de su pasado. 

Sólo voces; hasta que llegó esa persona que su proverbio anunciaba y entonces volví a creer, volví a estar segura de que después de él, de que después de mí, un día aparecería alguien, porque siempre aparece alguien y quizás entonces, cuando vuelva a desaparecer todo, quizás sólo entonces, vuelva... la poesía.

Comentarios

  1. La poesía nunca se ha ido, danza en el cielo, esperando a que la saques a bailar. Un abrazo.

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  2. Gracias Xan Do Río, tu siempre tan atento y motivador. El blog no sería lo mismo sin tus comentarios. Gracias por la amabilidad y por el tiempo.

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