-No lo acaricies, podría dejarte sin un dedo. -Perdería todos los dedos antes que la confianza

Se llamaba Peter, 
era un cocker negro 
su cocker negro,
el cocker del incrédulo
que se reía 
de que yo siguiera confiando;
confiando incluso después 
de haberlo conocido.

Porque yo seguía confiando, 
confiando pese a todo, 
confiando...
en los perros.

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