Pastillas para volver

La doctora sonrió,
creía que por fin lo había conseguido,
mas las pastillas para la memoria 
continúan sin funcionar
y yo me sigo acordando de todo.

Era septiembre 
y tu decías que ibas a venir mucho
no dejabas de repetirlo
venir, venir, venir…
Y qué distinto parecía aquel verbo
cuando sus dos mitades estaban de nuestro lado,
cuando todavía teníamos un lado que era nuestro.
Luego, el arco de metales lo separó todo
y sus dos sílabas enfrentadas
ven | ir
ya nunca significaron lo mismo.

Tú parecías no entenderlo
y yo no quería ser quien te lo explicará
Pero en casa todos sabíamos
que Bruselas no estaba a 3 horas
sino a una Navidad de distancia.
Y entonces, sucedió, 
estabas descalza, sin abrigo
sin pendientes de nuevo
como dispuesta a volver a llegar al mundo. 
Los pantalones te arrastraban sin cinturón
y tú los sujetabas, como podías,
con la mano con la que no nos decías adiós.

La abuela dijo sentirse jubilar aquel día
en el que por primera vez 
no pudo arreglarte los bajos
y aunque lo intentó,
nunca comprendió a aquella pantalla que le hablaba.
No pasó demasiado tiempo 
hasta que empezó a confundirla con un espejo
¿y a ti? con su pasado
con la joven que no había sido,
con la joven que no había querido ser.
Así, pronto os convertisteis en dos mujeres 
que se miraban, pero no se veían.

También estaba Frida,
si hubieses sabido todo lo que iba a maullar
¡con lo que tú la querías!
quizás no hubieras podido irte.
Pero lo peor fue cuando se acostumbró,
cuando siguió siendo feliz, sin ti.
Hasta creímos que te había olvidado
pero en su último día, 
volvió a tu cama para despedirse 
y otro recuerdo más, triste, 
habitó desde entonces tu cuarto.

La semana que ocurrió,
yo no pude responderte al teléfono
y tú supiste lo que eso significaba, 
porque ya lo habías aprendido otras veces.

Hoy, en la residencia
me preguntaron si tenía hijos
y yo…
no pude más
que fingir haber olvidado la respuesta.

La doctora, sonrió.

Comentarios

  1. Gracias Juncal, esta historia tenía ganas de contarla desde el mismo momento en el que pude evitar vivirla, y desde entonces no ha habido ni un solo día, en el que me arrepintiese de haberme quedado. Es especial.

    ResponderEliminar
  2. Respuestas
    1. Muchas gracias, me alegra que hayas sabido interpretar entre tanta tristeza algo bonito.

      Eliminar

Publicar un comentario