No me habría perdido un minuto de estar contigo, por nada del mundo...



Aprendí a besar besándole, en cambio, despidiéndole tuve la sensación de no haber aprendido nunca nada. 

Así lloraba esta vez, más que en la primera en la que prometió que volvería, porque en los adioses como en los besos, ninguno importa más que el último que has dado.


Comentarios

  1. "porque en los adioses como en los besos, ninguno importa más que el último que has dado."

    Y de la importancia de las despedidas. Lo malo es, cuando no sabes que lo son.

    Me encanta tu blog niña :)

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