Aun sin saber quien eres, y contando las lágrimas caídas que se escapan de mis ojos; como aquél que solo come las conservas que te empachan; iremos bien juntitos; lejos del tinglado; para encontrar un cielo claro que permita renacer, las mentes angustiadas por el frío que contienen, las noches de verano, en el norte de una España, que escasea de sardinas pero no de pescadores.
Hoy no quiero saber nada; ni de tazas, ni de te. Ni con quien te irás mañana, ni con quien te fuiste ayer. Es tu lengua bien halada la que admiro sin parar, con esos nuevos gestos que me embriagan de placer.
“En un día nublado donde abdica solo un rey. En un día nublado donde abdica solo un rey”
auch, creo que eso es algo que me gustaría, encontrar a alguien que se moje andando conmigo.
ResponderEliminarAun sin saber quien eres, y contando las lágrimas caídas que se escapan de mis ojos; como aquél que solo come las conservas que te empachan; iremos bien juntitos; lejos del tinglado; para encontrar un cielo claro que permita renacer, las mentes angustiadas por el frío que contienen, las noches de verano, en el norte de una España, que escasea de sardinas pero no de pescadores.
ResponderEliminarHoy no quiero saber nada; ni de tazas, ni de te. Ni con quien te irás mañana, ni con quien te fuiste ayer. Es tu lengua bien halada la que admiro sin parar, con esos nuevos gestos que me embriagan de placer.
“En un día nublado donde abdica solo un rey. En un día nublado donde abdica solo un rey”