Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad. Pero se les olvidó mencionar que las pesadillas también son sueños

Hice un esfuerzo para mantenerme despierto; ya era la última noche... y si lo lograba, habría conseguido echarla de mis pesadillas para siempre.

Iba a la cocina a por otro café cuando me sorprendió. La ladrona de mi vida estaba allí, bebiéndose los restos de cafeína, sin dejarme siquiera un poso.

Me pellizqué, no era una pesadilla, no esta vez… la mujer que me robaba los sueños estaba allí, en mitad de mi realidad fumando un cigarro.

Abrí el armario angustiado, no quedaban pastillas para dormir.

Abrí la ventana, por suerte, allí, había pastillas para todo.


Comentarios

  1. En un poema de juventud escribí para esa niña de tu foto, cuando era ya una adolescente espiral y tumultuosa lo siguiente:
    "yo te recordaré siempre como eras
    una dulce arlequín con metralleta"
    Al ver tu imagen he recordado aquel fulgor..Mi más líricos abrazos.

    ResponderEliminar
  2. ¿La conociste? Dicen que la personalidad se forma con 7 años, así que imagino que seguirá siendo una dulce arlequín con metralleta, una dulce arlequín con metralleta que habrá aprendido a esconder mejor sus armas para que los demás no las descubran a simple vista. Busca.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario