De vez en cuando di la verdad, para que te crean cuando mientes.


Resultaba obvio que pretendía engañarla.

Lo resultó cuando bajó los ojos, al verse atrapado en una pupila fuente de desconfianza.

Cuando al volver la vista, sus miradas se chocaron de nuevo.

Cuando se acercaron, exactamente a la misma velocidad, con medias sonrisas, cuya suma dejaba ecos de tétricas carcajadas.

Resultaba obvio lo que pretendía, mientras planeaba besarla afilando los dientes.

Se sació su sospecha cuando al morder al espejo, la realidad se rompió en mil y un diferentes verdades.

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