
Deberías haberlo visto, apenas cabían más plumas bajo a su alfombra. Ninguna se conservaba blanca, todas rojas, nunca nada tan bonito debería lucir tan grotesco.
- ¿Y tu? ¿No eras especial?
- Quiero pensar que lo fui, pero imagino... que no estaba adiestrado para tratar con chicas con alas negras.
Comentarios
Publicar un comentario