Aquella semana las estrellas fueron puestas para mí, y no hubo mas día que la noche, ni más futuro, que la cerveza del después.
En mi ciudad de los secretos, se hablaba de tiempos mejores, se hablaba de martes bohemios, y de reencuentros que sabrían a licor de café.
Aquella semana no tuvo un punto final
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